Tercera Orden del Inmaculado Corazón y la Divina Misericordia

(TOICYDIM)

San Pío de Pietrelcina

“Existen en la Iglesia asociaciones distintas de los Institutos de vida consagrada y de las sociedades de vida apostólica, en las que los fieles, clérigos o laicos, o clérigos junto con laicos, trabajando unidos, buscan fomentar una vida más perfecta, promover el culto público, o la doctrina cristiana, o realizar otras actividades de apostolado, a saber, iniciativas para la evangelización, el ejercicio de obras de piedad o de caridad y la animación con espíritu cristiano del orden temporal” (c. 298).

 

“Se llaman órdenes terceras, o con otro nombre adecuado, aquellas asociaciones cuyos miembros, viviendo en el mundo y participando del espíritu de un instituto religioso, se dedican al apostolado y buscan la perfección cristiana bajo la alta dirección de ese instituto”

(CIC, c. 303).

 

Los laicos de esta familia religiosa son llamados Tercera Orden del Inmaculado Corazón y la Divina Misericordia y constituyen una asociación que participa, a su modo, del Carisma y de la Espiritualidad de los Apóstoles y Discípulas del Inmaculado Corazón y la Divina Misericordia. Tienen ciertas prácticas de piedad, dirección espiritual, retiros y formación que le proporcionan los sacerdotes y religiosas de esta Familia y cuentan con un medallón propio que llevarán como distintivo, el cual difiere de los medallones de los Apóstoles y las Discípulas por el nombre de Tercera Orden. El padre espiritual y patrono es San Pío de Pietrelcina.

  

Los miembros que la pueden constituir son todos los bautizados con deseo sincero de santidad que deseen participar del carisma y de la espiritualidad de la Familia de los Apóstoles y Discípulas del Inmaculado Corazón y la Divina Misericordia.

 

Existen tres niveles de participación, según el grado de compromiso —de menor a mayor grado—, con dicha Familia: tercer nivel los asociados, segundo nivel los comprometidos y primer nivel los consagrados.

 

Cf. Numerales 18 y 19 de los Estatutos de la Tercera Orden.


Asociados

Pueden ser casados o solteros. Entran también los jóvenes y niños (apropiado a su nivel). Rezan por la Familia Religiosa, ayudan con su tiempo y materialmente, y son partícipes de las oraciones y sacrificios de toda la familia.


Comprometidos

Es un nivel superior al anterior. Pueden ser casados o solteros. Entran también los jóvenes y los niños (apropiado a su nivel). Viven dedicando un tiempo muy considerable a las prácticas de vida espiritual y al apostolado. Están estructurados y asociados. Tienen sus deberes (compromisos asumidos) y derechos (privilegios concedidos)


Consagrados

Por último, en el nivel más alto, estarán los laicos consagrados. Emiten votos de pobreza, castidad y obediencia; también hacen el cuarto Voto de plena confianza a la Divina Misericordia y el quinto de Filiación, Servicio y Reparación al Inmaculado Corazón de María. Viven consagrados exclusivamente a Dios. Pero trabajan en el mundo y viven con su propia familia, o solos o en pequeñas comunidades según el caso. Tienen su propio Directorio donde se establecen deberes (compromisos asumidos) y derechos (privilegios concedidos).



Para ingresar, deberán estar bautizados, vivir en gracia de Dios, cumplir los mandamientos, rezar el Santo Rosario diario —si es posible en familia—, y disponer el alma para consagrarse al Inmaculado Corazón de María. En su proceso de formación, los laicos asociados (tercer nivel), leerán atentamente la naturaleza, la espiritualidad y los Estatutos de la Tercera Orden, así como la Vida del Padre Pío, las Memorias de Lucía y el Tratado de la Verdadera Devoción de San Luis María Grignon de Montfort. Se tendrá que participar luego de un Retiro Ignaciano, al menos de cinco días. Retiro que se tendrá todos los años, si Dios así lo dispone, tanto para varones como para mujeres. Luego de una adecuada preparación, según el método de San Luis María, se hará la consagración al Inmaculado Corazón de María y se tendrá sumo cuidado de renovarla todos los años en forma solemne. Además, recibirán el sagrado escapulario de la Virgen del Carmen.

 

Posteriormente, comenzarán la lectura del Diario Espiritual de Santa Faustina Kowalska y al finalizar esta, se tendrá una piadosa y atenta lectura y meditación de la encíclica Dives in Misericordia y se hará la consagración a la Divina Misericordia. Al final de esta etapa se les entregará el medallón propio de la Tercera Orden que deberán llevar en todo lugar donde se presenten oficialmente, en toda celebración del Instituto y en las fechas especiales.

 

Los que quieren pasar al segundo nivel y ser comprometidos, deberán añadir a lo expuesto, el voto de filiación, servicio y reparación al Inmaculado Corazón de María y el voto de confianza plena en la Divina Misericordia. El voto se emitirá primero por un año, luego por dos, por tres y finalmente se hará en forma perpetua. Los votos temporales y perpetuos se renovarán anualmente el día del aniversario de dicha entrega.

 

En el nivel más alto —laicos consagrados—, además de lo anterior, participarán dentro de lo posible, de la Misa y comunión diaria; se confiesan frecuentemente; tienen su retiro mensual (medio día); dedicarán al menos, media hora diaria de meditación delante del Santísimo Sacramento; rezarán laudes y vísperas; leerán con frecuencia las Sagradas Escrituras; participarán en turnos de adoración perpetua y en los cursos de formación filosófica y teológica que se dicten; dedicarán un tiempo considerable semanal a las actividades y apostolados de Fricydim y harán diariamente la oración por FRICyDIM y la oración de liberación por la Iglesia.

 

Para profundizar a detalle, se sugiere por caridad, leer los Estatutos de la Tercera Orden. Es importante que todo el que quiera participar como miembro al servicio del Triunfo del Inmaculado Corazón de María conozca y viva este espíritu.