SANTOS PATRONOS DE FRICYDIM

Orar los unos por los otros es una obra de caridad muy grande. Los Santos oran e interceden por nosotros si se lo pedimos. Además, la Iglesia los presenta como modelo y ejemplo a imitar.

Cf. Spahn, Carlos (2012). Gemidos Inenarrables.

 

Comunión de los Santos, quiere decir común unión con ellos. Es la unión con Jesucristo y en Jesucristo, con todos los santos del cielo, las almas del purgatorio y los fieles que aún peregrinamos en la tierra. Es la unión de todos los santos con la Cabeza de la Iglesia, que es Jesucristo, y de todos los santos entre sí. Los del cielo interceden por los que están en la tierra y en el purgatorio; los de la tierra honran a los del cielo y se encomiendan a su intercesión, y también oran y ofrecen sufragios por los difuntos del purgatorio, y estos, a su vez, también interceden en favor nuestro. Igualmente podemos rezar los unos por los otros en esta vida. 

 

El querer de Dios de que oremos los unos por los otros lo encontramos claramente en el evangelio de San Juan, cuando la Santísima Virgen María, en las Bodas de Caná, intercede ante su Hijo Jesús en favor de los pobres esposos que se habían quedado sin vino. 

 

El cristiano que quiere purificarse de su pecado y santificarse con ayuda de la gracia de Dios no se encuentra solo. "La vida de cada uno de los hijos de Dios está ligada de una manera admirable, en Cristo y por Cristo, con la vida de todos los otros hermanos cristianos, en la unidad sobrenatural del Cuerpo místico de Cristo…”

 

Cf. CIC, numeral 1474 y ss.

El culto público y privado de los santos

 

 

Son cuatro los estadios recorridos por todo aquel que “ha muerto en el Señor” e inicia el camino hacia los altares: 

 

Siervo de Dios: se trata de una devoción totalmente particular al difunto, sin que la Iglesia intervenga para nada. Al cabo de diez años de estar demostrada la eficacia intercesora del Siervo de Dios, puede iniciarse su proceso de beatificación, en cuyo momento la Iglesia le declara venerable.

 

Venerable: venerábilis es aquel que merece ser venerado: venerari es el verbo latino que traducimos como venerar.

 

Beato: se da cuando la Iglesia otorga la beatificación, por la que constituye al Venerable como Beato. 

 

Santo: se da con la Canonización que lo declara propiamente como Santo. 

 

La diferencia entre Beato y Santo, es que el primero sólo puede recibir culto en un ámbito reducido; en cambio el Santo puede y debe recibir culto en toda la Iglesia. El código de Derecho Canónico prohíbe tributar culto público a los Siervos de Dios que no han sido, incluidos por la autoridad de la Iglesia en el catálogo de los santos. (can. 1187).

 

 

Los Santos propios de nuestra Familia Religiosa

 

El santo no es sólo la alegría de sus padres, sino la salvación de muchos.”

(San Ambrosio, Catena Aurea, vol. V). 

 

Los Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael, como también el ángel de la guarda, tienen siempre un lugar especial en nuestra Familia Religiosa del Inmaculado Corazón y la Divina Misericordia (FRICYDIM).

 

En cuanto a los Santos patronos: el profeta Elías, San José, los doce apóstoles —en particular los apóstoles San Juan y San Pablo—; San Benito; San Francisco de Asís; Santo Tomás de Aquino; San Juan Diego; San Ignacio de Loyola; Santa Teresa de Ávila; San Juan de la Cruz; Santa Margarita María de Alacoque; San Luis María Grignion de Montfort; Santa Teresita del Niño Jesús; San Juan Eudes;  San Pío de Pietrelcina; Santa Faustina Kowalska; Santa Jacinta Marto; San Francisco Marto; Santa Teresa de Calcuta; San Juan Pablo II; Santa Josefina Bakhita; santa María de Jesús Crucificado; Santa Gema Galgani; Santa Isabel de la Trinidad; San José Sánchez del Río; Santa Catalina de Siena; Beata Concepción Cabreara de Armida:  Beato Francisco Palau Qüer; y Sierva de Dios Sor María Lucía de Jesús y del Inmaculado Corazón.

 

 

San José

Por su humildad y obediencia, fue digno de ser llamado padre de Jesús. Ejemplo de docilidad y adhesión a la Voluntad de Dios.

San Juan Apóstol

Se caracterizó por la fidelidad que demostró a Nuestro Señor; su profunda espiritualidad; disposición por cumplir la voluntad de Dios, dedicar su vida a servir y cuidar a la Santísima Virgen María.

San Pablo Apóstol

Es un modelo de ardoroso evangelizador para todos los católicos porque después de encontrarse con Jesús en su camino, se entregó sin reservas a la causa del Evangelio.

San Elías Profeta

Vida contemplativa: "Vive el Señor, en cuya presencia yo vivo, yo estoy" (1 Re 17,1) y vida apostólica, celo por la gloria de Dios y la justicia: "Me abraso de celo por el Señor, Dios de los ejércitos" (1 Re 19,10).


San Benito Abad

Escribió su regla, llamada "Regla de San Benito", que contiene preceptos para sus monjes, convirtiéndose en una de las reglas religiosas más influyentes en la cristiandad occidental.

San Francisco de Asís

San Francisco se destacó en sabiduría, simplicidad, pobreza, humildad, caridad y alegría. Por la cantidad de creyentes y seguidores comenzó a crear la primera orden religiosa, llamada Franciscanos.

Santo Tomás de Aquino

"La Suma Teológica", obra maestra de 14 tomos. Fundamentándose en la Sagrada Escritura, la filosofía, la teología y la doctrina de los santos, explica todas las enseñanzas católicas.

Santa Teresa de Ávila

Además de una mística de extraordinaria profundidad espiritual, fue una organizadora muy capaz, dotada de sentido común, tacto, inteligencia, coraje y humor. 


San Juan de la Cruz

«Doctor de la perfecta abnegación» fue «santo y maestro de la santidad», y santo altísimo y altísimo maestro, de doctrina espiritual irrecusable y canonizada por la Autoridad de la Iglesia.

San Juan Diego

Estirpe indígena nativa, varón provisto de una fe purísima, de humildad y de fervor, que logró que se construyera un santuario en honor de la Bienaventurada María Virgen de Guadalupe.

San Ignacio de Loyola

El amor de Dios es la fuente del entusiasmo de Ignacio por la salvación de las almas, por las que emprendió tantas y tan grandes cosas y a las que consagró sus vigilias, oraciones, lágrimas y trabajos.

San Luis María Grignion de Montfort

Optó por una condición radical de vida formulada como "La santa esclavitud" a la Virgen Santísima para llevarnos a la de Cristo. 

 


San Juan Eudes

Fundó dos Congregaciones religiosas, una destinada a la formación de los seminaristas y la otra al cuidado de las mujeres. Fomentó en gran manera la devoción a los Corazones de Jesús y de María.

Sta. Margarita María de Alacoque

Recibió del Señor tres armas necesarias en la lucha para lograr la purificación y transformación: Una conciencia delicada y un profundo odio y dolor ante la mas pequeña falta, la santa obediencia, su Santa Cruz.

Santa Teresa del Niño Jesús

Penetró en los misterios de su infancia, en las palabras de su Evangelio, en la pasión del Siervo que sufre, esculpida en su santa Faz, en el esplendor de su existencia gloriosa y en su presencia eucarística.

San Pío de Pietrelcina

Es uno de los más grandes místicos de nuestro tiempo. Nos enseñó a vivir un amor radical al corazón de Jesús y a su Iglesia. Su vida era oración, sacrificio y pobreza. Alcanzó una profunda unión con Dios.


Santa María Faustina Kowalska

Jesús visita a Santa Faustina y le muestra Su corazón traspasado del que emanan rayos de luz blanca (el agua del bautismo) y roja (Su Sangre) y le encomienda la misión de dar a conocer Su misericordia a todos los hombres.

San Juan Pablo II

Un Papa de extraordinaria sabiduría y don profético. Un pastor que nos ha protegido de feroces lobos. El que nos ha dado el primer catecismo universal en 5 siglos. El que ha enseñado mas sobre la familia, la mujer, el matrimonio.

Santa María de Jesús Crucificado

La vida de María fue marcada por tres consignas muy importantes, que en realidad son las que constituyen el milagro de su vida: la conciencia de su miseria, el ardiente deseo de la Voluntad Divina, y la primacía del amor.

Santa Teresa de Calcuta

Fundadora de las Misioneras de la Caridad, fue testimonio vivo de amor a Jesucristo por su entrega total a servirle en los "mas pobres entre los pobres". Su ejemplo ha sido un reto a la conciencia de la humanidad.


Santa Jacinta Marto

Veneraba a la Santísima Virgen con un amor tierno, filial y gozoso, respondiendo constantemente a sus palabras y deseos; honrándola muchas veces por el rezo del Santo Rosario y de jaculatorias.

San Francisco Marto

Quería ofrecer su vida para aliviar al Señor quien el había visto tan triste, tan ofendido. Sus ansias de ir al cielo fueron motivadas únicamente por el deseo de poder mejor consolar a Dios. Con firme propósito de hacer aquello que agradase a Dios.

Santa Josefina Bakhita

Nunca realizó milagros ni fenómenos sobrenaturales, pero obtuvo la reputación de ser santa. Siempre fue modesta y humilde, mantuvo una fe firme en su interior y cumplió siempre sus obligaciones diarias.

Santa Isabel de la Trinidad

Es un alma interior que se transforma de día en día en el Misterio Trinitario. El silencio, la soledad, la oración contemplativa son la palestra que la disponen a ser dócil a la voluntad divina, que cumple siempre y en todo a la mayor perfección.


San José Luis Sánchez del Río

 Fue un niño que se enlistó en las filas de los cristeros y que murió mártir en la persecución religiosa que sufrió México en la segunda década del siglo XX.

Santa Catalina de Siena

Ella fue favorecida por Dios con gracias extraordinarias desde una corta edad, y tenía un gran amor hacia la oración y hacia las cosas de Dios. A los siete años, consagró su virginidad a Dios a través de un voto privado.

Santa Gema Galgani

Sufrió grandemente por su precaria salud y el desprecio de quienes rechazaban sus prácticas de devoción, éxtasis y otros fenómenos.  Vivió para Jesús, Su Santísima Madre y para rescatar a los pecadores.

Bta. Concepción Cabrera de Armida

Esposa, madre, viuda, abuela, fundadora... y por indulgencia de Pio X, murió  canónicamente como religiosa en los brazos de sus hijos. Por la profundidad de sus escritos, Conchita es reconocida como gran mística del siglo XX.


Beato Francisco Palau Quer

Dotado por Dios con el don de profecía y milagros, tuvo que soportar varias denuncias y juicios por las numerosas curaciones que hacía sin ser facultativo. En varias ocasiones practicó los exorcismos con el más cumplido éxito.

Sierva de Dios Sor María Lucía de Jesús y del Inmaculado Corazón



Memoria de nuestros santos protectores

 

La Familia Religiosa del Inmaculado Corazón y la Divina Misericordia, con todos sus miembros, celebraremos, ad intra, con la debida autorización de la Iglesia, la memoria de nuestros santos protectores, incluso los que no estén litúrgicamente incorporados.

 

Celebraremos además como Solemnidad:

  • La memoria del Inmaculado Corazón de María el sábado siguiente a la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, como está indicado en el calendario litúrgico;
  • La Divina Misericordia, el domingo siguiente al de Pascua;
  • San Pío de Pietrelcina; y,
  • Nuestra Señora del Rosario de Fátima el 13 de mayo.

Y como fiesta:

  • Nuestra Señora del Rosario de Fátima el 13 de octubre (Milagro del sol y día de la aprobación de Fricydim como asociación pública de fieles en orden a constituirse familia eclesial);
  • Nuestra Señora del Carmen;
  • Santa Jacinta Marto;
  • San Francisco Marto; y,
  • Sierva de Dios Sor María Lucía de Jesús y del Inmaculado Corazón.

Además, todos los sábados que no haya ninguna Memoria, Fiesta o Solemnidad, serán dedicados a la memoria del Inmaculado Corazón de María. Teniendo particular atención los primeros sábados de mes. Los primeros miércoles de mes se rendirá culto a San José particularmente. Los demás santos como memoria obligatorias o fiesta o solemnidad si está dispuesto por la Iglesia universal o particular.