EL DEMONIO DE LA INSATISFACCIÓN, UNA TRAMPA DEL ENEMIGO DE LA NATURALEZA HUMANA

“En mi sed me dieron vinagre”. Nunca se ha visto jamás una persona padecer tanta sed de agua pura y fresca y suplicarla con tanta humildad y fuerza, como si tuviera suma indigencia y carencia completa de lo que pide como Jesucristo desde la Cruz. Se transforma así en un mendigo divino. El deseo de ser amado, de ser correspondido torturaban el corazón de Jesucristo en el trono más preciado de la Cruz. “En mi sed me dieron vinagre”. Jesucristo pide agua pura y fresca de amor y le damos vinagre de indiferencia, y mezquindad. Es justo también que el Señor escoja algunas personas víctimas de su divino amor que experimenten el vinagre del desprecio y la indiferencia de los hombres hacia él, para acompañarlo en su agonía. De todos modos tiene sed de ti.

 

Hay una tentación típica del demonio que consiste en producir en las almas un vacío de insatisfacción respecto de todo lo que hace. Se denomina a esta tentación como “demonio de la insatisfacción”. Produce ese estado en el alma y no la deja gozar de Dios, de su Amor, de su Bondad, de su Misericordia. De esta manera busca hacer insoportable la vida espiritual, hace entender que Dios está como enojado y que uno es un tibio. Si logra esto, tiene apresada al alma. Él sabe bien que si uno se convence plenamente de ser amado de Dios no podrá detenerlo en la vida espiritual porque del amor que experimenta hacia Dios surge un gozo y un deseo de amar que tiende a corresponder. Él quiere frenar el dinamismo de amor que consiste en recibir amor para dar asimismo amor. Debes sentirte amado de Dios, saberte amado, ya que es una verdad de fe que Dios nos ama aunque fueras un gran pecador. Goza, pues, de este amor aunque no lo sientas. Por eso digo saberte amado de Dios que es mejor que decir sentirte amado de Dios.

 

Debes, así mismo, tener cuidado con otra tentación que consiste en identificar la santidad con el perfeccionismo. La santidad consiste en la unión de voluntades con Dios y en hacer las cosas con mucho amor, hasta las pequeñas.

 

Otra tentación típica del maligno para las almas que buscan la santidad con firmeza es que no se soporten así mismas, es decir, no se perdonen nada y vivan tristes y angustiadas, cuando en realidad la debilidad nuestra debe ser motivo de mayor confianza en Dios. "Cuando soy débil, entonces soy fuerte" decía San Pablo (2 Cor. 12, 10).

 

Jesús es tu fortaleza y no tú mismo. Él levanta, tú no te levantas por sí. Él atrae, tú no puedes producir esa atracción.

 

El deseo que tienes de Dios es de Dios y no tuyo, ese deseo mismo de Dios es una gracia y un acto de amor. Una trampa del enemigo es que interrumpe el gozo que debe tener el miserable con la Misericordia. Goza pues de saberte deudor constante de Dios. No esperes estar “mano a mano” sin deberle nada, ya que esto no es posible. Somos una limosna de Dios, somos deudores de Él y Él así nos ama.

 

No permitas que el demonio estorbe en el gozo de tu Señor. Mírate y acéptate como eres en realidad, esto es un leproso ante el Médico divino. Acepta la diferencia abismal e infinita que hay entre la Santidad de Dios y tu condición de pecador. No esperes gozar y alegrarte cuando no tengas nada que reprocharte ya que esto no llegará nunca. En tanto vives triste y angustiado.

 

Ama mucho a la Sma. Virgen, conversa estas cosas con Ella. Siéntete como niño indefenso y débil en los brazos de su madre. Duerme en paz en los brazos de tu Esposo Divino. Goza la presencia Trinitaria en tu alma y conversa con los divinos Huéspedes.

 

No permitas que el demonio infiltre la idea en ti de que no serás amado de Dios hasta que te encuentres perfecto y sin falla alguna. Convéncete de que esto NO EXISTE. “En la tarde de la vida será juzgada en el amor”.

 

Aprovecha el tiempo para amar a Dios tal cual es. Y amarlo ahora y no después cuando venzas tal o cual defecto. Sé simple como lo es el mismo amor. Sencillo como un niño. Que el Divino Niño Jesús pueda jugar contigo.  Que sólo Él esté bien y no sienta el vinagre en su boca. Dale agua fresca y pura de la simplicidad, la humildad, la santa paciencia, la confianza y el amor desinteresado.

 

Que el Señor te abra la mente y el corazón para aprovechar cada minuto amando a quién te ama infinitamente, aunque no parezca o no lo sientas. Cuando parece que no está es cuando más está. Al Señor le encanta jugar a las escondidas, es una táctica del amor divino.

 

También el demonio suele, a las almas que aspiran a la santidad, colocarle sentimientos de tristeza, abatimiento, aburrimiento, hasta fastidio; pero Jesús lo vivió en el Huerto. Y le hace creer que eres tú. el que se pone triste, se abate, se aburre, se fastidia, etc., pero en realidad las coloca él. Todo consiste en saber que viene de afuera y no aceptarlas y no seguir el juego de creerse que es de uno.

 

Jesús en la Cruz peleaba por recibir un poco de oxígeno, ya que en la posición en que estaba no podía respirar bien. Ese oxígeno se lo proporcionan los actos continuos de amor que el alma puede realizar. No dejemos que se nos muera en la cruz por falta de oxígeno.

 

Un maestro de la vida espiritual decía: hay un secreto que sólo lo deben conocer quienes se prevé que lo van a aprovechar. Yo lo digo para ti. ¿Cómo se puede llegar a la cima del amor divino en un segundo? Realizando un intenso acto de amor. Si uno lo hiciera una vez al día, el alma quedaría llena del fervor divino. Si lo hiciera dos veces por día, y tres, y muchas, y casi permanentemente, en medio de sus quehaceres, entonces el alma quedaría en la unión más grande que se pueda imaginar, en el desposorio espiritual. Porque así el alma queda fortalecida y repleta del amor de Dios y Dios queda amando a la criatura como jamás podría uno imaginar. Es la posesión completa de Dios al alma.

 

Alerta a los engaños del maligno y no distraerte de tu Esposo Divino.

 

¡Ave María Purísima! 

 

Pbro. Carlos H. Spahn